CON CRISTO EN EL CENTRO Y
FLUYENDO CON MIS DONES
Semana bendecida, pues mis dones están
conducidos por Cristo! Repasemos
Dones es la palabra que utilizamos para
referirnos a la capacidad espiritual dado por Dios una vez que hemos recibido a
Cristo como el Señor y Salvador de nuestras vidas.
Algunas consideraciones que no podemos
ignorar.
·
Cada uno de nosotros tenemos dones
dados por Dios.
·
La palabra don viene de una palabra
en griego que es dora = dora
= regalo
·
Cada uno de nosotros debemos anhelar
tener abundancia de dones y los mejores dones
·
Nuestros dones son para edificar la
iglesia
|
Al fluir en los dones que Dios nos ha
dado debemos observar este ejemplo del apóstol, él no buscó suplir con algún
don lo que le faltaba al mendigo en lo que a lo económico se refiere, de hecho
estaba pidiendo limosnas para vivir. Pedro y Juan usaron lo que Dios les había
dado, el don de hacer milagros.
Así funciona en el reino de Dios, cada
uno da lo que ha recibido como don y bendice a los demás, no hace falta ser
complicado en este tema, al contrario es sencillo. Hay un antiguo himno que
dice “Nunca esperes el momento de una grande acción, Ni que
pueda lejos ir tu luz; De la vida a los pequeños actos da atención, brilla en
el sitio donde estés.”[1]
Llenura del Espíritu igual a dones del
Espíritu, esto tiene mucho sentido, te acercas a Dios, declaras que él es
tu Señor, Dios te llena de su Espíritu, entonces recibes dones espirituales
y esos dones son para bendecir a otros. Siempre es así, Dios da dones para
bendecir a la Iglesia y a los que no conocen a Cristo.
|
Muchas personas se cargan con el tema de dones y sufren pues no
definen su don. No debes angustiarte, el don es algo que debe completarnos, que
nos gusta hacer, la gente lo reconoce y además podemos ver los resultados.
De manera que si no te da paz, te carga o angustia, seguramente ese no
es tu don y debes seguir buscando cual es.
Un glóbulo blanco no podría decirle a los de la serie roja que no es
necesario, un ojo, no le puede decir al pie, yo soy más importante. Existe una
maravillosa dependencia que hace que nos necesitemos mutuamente, que dependamos
el uno del otro, si alguna parte del cuerpo deja de funcionar por
insignificante que parezca, el cuerpo se enferma.
Así es en la Iglesia y con los dones. Todos no pueden visitar los
hospitales, no todos hacen oración intercesora. No todos sienten carga por ir a
visitar las cárceles, o pueden hablar por teléfono en el ministerio de
evangelismo. Predicar no es más importante que recibir a las personas, dirigir
o cantar no es más importante que estar en la plaza predicando. Todos nos
necesitamos, funciones y responsabilidades distintas pero dependientes el uno
del otro.
Así funciona el cuerpo de Cristo, es maravilloso saber que soy
necesario en el Cuerpo de Cristo y que necesito de otros.
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