CRISTO EN EL CENTRO DEL ALTAR FAMILIAR
4Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es, 5 Y amarás
a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas.6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón;7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando
en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.8
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus
ojos;9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9
Que Cristo este en el centro de nuestra familia demandará de nosotros
algunas acciones concretas, una de ellas es que estemos dispuestos a levantar
nuestro altar familiar. Cada uno de nosotros debemos cada día levantar nuestro
altar personal, pero más allá de esto, debemos periódicamente juntarnos como
familia y establecer ese altar tan necesario para que Cristo tome control de
nuestras familias.
Es en el altar familiar donde como familia y en el contexto del hogar
nosotros adoramos a Dios y le damos el lugar que realmente debe tener en la
familia. Es en ese ambiente donde experimentamos las mayores victorias, es
inmerso en ese ámbito donde crecemos espiritualmente como una familia
Cristocéntrica.
El altar familiar es donde ponemos en práctica la oración intercesora
a favor de los miembros de nuestra familia, en ese altar es donde realmente
empieza nuestra experiencia de adoración a Dios, y luego esa experiencia la
llevamos a las reuniones de adoración.
El altar en nuestro hogar nos da la bendición de adorar junto a mi
familia al Creador, nos permite tener un tiempo especial de comunión con Dios,
el altar fortalece los lazos familiares, el altar formará en cada familia el
buen hábito de separar un tiempo para Dios periódicamente.
El pasaje para hoy es una clara alusión de
Dios a ese altar que levantaremos y a la influencia de la palabra de Dios sobre
nuestra familia.
Veamos lo que nos dice el pasaje:
1.
Hay un solo Dios
Esta es
una verdad trascendente y aquí no debe haber ni discusión, ni confusión. Dios
es uno y no hay otro, todas las religiones no llevan a Dios, no hay muchos
caminos para llegar al verdadero Dios, solo Cristo es el camino, la verdad y la
vida.[1]
2.
Debemos amar a Dios por sobre
todas las cosas.
Este es
el primer mandamiento[2],
lo más grande que podemos hacer es amar a Dios con todo nuestro ser. Si amamos
a Dios no nos costará ser obedientes a él.
3.
Debemos compartir la Palabra en
familia.
La
compartirás con tus hijos, y la hablarás cuando estés en tu casa (altar
familiar). Debemos destinar un tiempo periódicamente para dedicarlo a la
búsqueda de Dios en familia. Ya mencionamos las bendiciones que esto acarrea
para cada familia.
4.
Sus dichos deben estar presente
en cada momento del día y en cada lugar que nos encontremos.
Al
acostarte, cuando te levantes, cuando estés fuera, cuando llegues a casa, te
los pondrás en los frontales entre tus ojos, los colocarás en las entradas de
tu casa. La palabra de Dios debe morar en abundancia en nuestros corazones[3]
Propuesta para este día: cita ya mismo a un altar familiar a los
integrantes de tu familia, si eres solo, invita a alguien que forme parte de tu
círculo íntimo y haz lo mismo. Pon hora para el encuentro y en esa reunión
reconozcan a Dios como el verdadero Dios, compartan la Palabra de Dios, oren
unos por otros con fe y Dios empezará a sorprendernos con la contestación a
esas oraciones. Anoten en las contestaciones y prepárense para dar testimonio
del poder de Dios.
Que Dios te bendiga en este día.
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