EL SEÑORIO DE CRISTO Y EL
CRISTIANO CARNAL
"De
manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún
no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aun sois carnales; pues
habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y
andáis como hombres? 1 Corintios 3:1-3
El Nuevo Testamento nos muestra la diferencia que
existe entre el hombre natural y el Cristiano carnal, esta diferencia radica
básicamente en que el hombre natural no tiene a Cristo como su Salvador, es una
persona incrédula, no ha conocido a Dios de una manera personal. Mientras que
el hombre carnal si bien ha conocido a Cristo como su Salvador, no lo tiene
como el Señor de su vida.
Ahora cuales son las características del hombre
carnal:
La primera característica es que el cristiano
carnal es como un niño. El cristiano carnal es una persona que si bien ha
nacido de nuevo, no vive bajo las leyes del Reino de Dios, no camina bajo el
Señorío de Cristo.
El cristiano carnal se estanca en su crecimiento
espiritual, Pablo le dice a los cristianos de la Iglesia de Corinto “yo no he podido hablarles como a
espirituales, les he tenido que hablar como a niños en Cristo”[1]
Pablo expresa en su carta a la Iglesia de Galacia
las obras evidentes de los que viven según la carne, estas son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; “[2]
Esto explica como un cristiano puede
caer en adulterio, en idolatría, etc.
El problema de la Iglesia de Corinto era
precisamente la carnalidad, ellos no habían sido libres de las obras de la
carne y esa libertad viene solo a través de la Cruz de Cristo y el proceso que
implica nuestra santificación. La voluntad de Dios es nuestra santificación.[3]
Charles Stanley menciona que “no podemos notar la diferencia entre un cristiano carnal y una persona
inconversa. Para ser más exacto, usted no puede ver la diferencia entre el frío
y el carnal porque la verdad es que ambos están actuando de la misma manera.
Ahora bien, uno de ellos está en Cristo y el otro no. Uno de ellos está
extraviado y el otro está en Cristo. Uno de ellos conoce acerca de Dios y lo
conoce por haber experimentado la salvación; el otro no lo conoce en absoluto”.[4]
La diferencia la hace el Señorío de Cristo en una
persona. Que Cristo sea o no el centro de nuestra vida nos definirá y nos hará
cristianos carnales o cristianos espirituales.
Si en este momento, ahora, donde nos encontramos,
hagámonos esta pregunta: ¿Qué clase de cristiano soy? o mejor aún ¿está siendo
Cristo el Centro de mi vida? ¿Vivo bajo su señorío?
Respondiendo estas últimas preguntas sabremos si
somos cristianos espirituales o cristianos carnales.
Si nuestros amigos fuera de la Iglesia no notan que somos diferentes,
es probablemente porque estamos viviendo parecido a los que no son creyentes y
eso nos hace cristianos carnales. El que gobierna nuestra vida no es Cristo, es
nuestro yo.
Hoy es un buen día para dejar de ser niños espirituales y empezar a
crecer, dejando ya las obras de la carne y volver para dejar que Cristo sea el
Centro de nuestra vida, que él nos gobierne de una vez por todas y nos guie por
el camino correcto.
La oración en este día debe ser esta:
“Señor reconozco que en ocasiones
no eres el centro de mi vida y mi comportamiento es más parecido al de un
cristiano carnal que al de uno espiritual, ayúdame hoy a alejarme de las obras
de la carne, quiero hoy marcar la diferencia viviendo contigo en el Centro de
mi Vida, en el nombre de Jesús”
0 Deja tu comentario o saludo:
Publicar un comentario