LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA
Pues me viene a la memoria la fe sincera que
hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice y
estoy seguro que habita también en ti 2ª Timoteo 1:5
Los integrantes de una familia sirven de
influencia a los miembros de la misma, es sabido que los hijos sacan de los
padres el color de ojos, la altura, el tipo y color de cabello. Esta influencia
es genética, se trasmite por los genes, viene en el ADN como una información
que la recibimos cuando nacemos y la desarrollamos a medida que crecemos.
En lo espiritual, en el área de nuestros
hábitos ocurre exactamente lo mismo. Podemos influir para bien o para mal a los
miembros de nuestra familia. Hay una pregunta que me gustaría que
respondiéramos en este día:
¿Estamos influyendo a los miembros de nuestra
familia en lo espiritual o algún buen hábito?
El pasaje que tenemos de referencia hoy es el
que el apóstol Pablo le escribe a Timoteo y le dice que ve en él “fe sincera”,
pero le aclara que esa fe la había visto primero en su abuela y luego en su
madre. La mamá y la abuela eran personas de fe, y luego el nieto, el hijo era
una persona de fe. ¿Es que la fe se hereda? ¿La fe se imparte? ¿Por estar con
personas de fe, adquirimos fe?
Creo que la mejor respuesta a estas preguntas
en este caso en particular es que la abuela Loida y la mamá Eunice eran
personas que ejercían su fe diariamente y Timoteo vio eso cotidianamente, en
cada situación que les toco vivir ellas ejercían la fe y por lo tanto esa fe
fue impartida por el ejemplo de estas mujeres.
Hay un dicho popular que dice “de tal palo,
tal astilla”, Este dicho es realidad y podemos ser de buena o de mala
influencia para los que nos rodean, por lo tanto en nuestras familias es
importante que busquemos ser de buena influencia a los que están a nuestro
alrededor, debemos cuidar nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras
acciones, si bien nuestra relación con Dios es personal y privada, debe ser tan
notoria que los demás puedan verla, sentirla y así influir para bien a los
miembros de nuestra familia.
A diario influimos y somos influidos, debemos
disponernos en este día a ser buena influencia para nuestra familia. En lo
cotidiano, en lo que surge como un imprevisto y no lo esperábamos debemos dejar
que el Fruto del Espíritu aflore sobre nosotros y sea ese Fruto el que influya
sobre los que están en nuestra familia.
¿Cuál es nuestro aporte para que nuestra
familia crezca en su relación con el que es el Señor de la familia? ¿De qué
manera nosotros influimos para ayudar a otros a mirar a Cristo?, no olvidemos
que cada una de nuestras palabras, acciones, determinaciones pueden ayudar a
otros a formar en ellos buenos o malos hábitos.
Necesitamos muchas Loidas y Eunices que
puedan ser de ejemplo y formen vidas a la imagen de Jesucristo. ¿Te encuentras
entre ese grupo de personas que influyen para bien?
Me gustaría terminar la meditación de este
día haciendo dos cosas:
1. Dale gracias a Dios por la
influencia que son para tu vida los integrantes de tu familia.
2. Pídele al Señor que te dé la
oportunidad de ser de bendición influyendo para bien en alguien de tu familia.
Haz tu propia oración teniendo en cuenta
estos dos puntos.
0 Deja tu comentario o saludo:
Publicar un comentario