Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? 1Reyes 3:7-9
En entradas anteriores consideramos esta pregunta:
Que le pedirías a Dios si Él te propone que le pidas lo que quieras? Qué situación!, te imaginas?. Dios mismo diciéndote “pide lo que quieras”.
Que le contestarías?, que es lo primero que pasaría por tu cabeza?
Seguramente tendrías un lista de necesidades, de prioridades, de peticiones. Seguramente dirías: “Señor, una solo cosa?, o pueden ser varias? Pues necesito varias cosas…, tengo una lista de necesidades y ya que me estás dando la posibilidad me gustaría pedirte…
Si tendrías esta posibilidad, seguramente pasaría por tu mente una petición de salud, si estás enfermo, pedirías recursos, si estarías en escasez, o quizá la solución a algún problema “insolucionable”. Creo que todas las personas pondrían su mente en su problema y pedirían la solución, todos o casi todos pedirían a partir de una situación de vida específica.
La enseñanza para hoy, ser sabio a la hora de pedir. Salomón pidió SABIDURIA, aunque parezca una contradicción, Salomón fue sabio al pedir sabiduría.
La cuestión es porque un sabio pide SABIDURIA??, sencillamente porque el filosofo tenía razón, mientras más sé, “solo sé que no sé nada”. La cita a una frase de Sócrates solo es para que te des cuenta de que la sabiduría humana no hace más que declararte lo insignificante que eres y cuan dependiente eres de la sabiduría de lo alto. La SABIDURÍA DE LO ALTO debe ser tu objetivo hoy, no lo que tú sabes, sino lo que Dios está dispuesto a enseñarte, pues allí discernirás entre lo bueno y lo malo, entre lo mejor y lo excelente, entre lo urgente y lo prioritario, etc.
Con sabiduría humana no llegarás a ninguna parte, si no le agregas la sabiduría que Salomón pidió, la SABIDURÍA DE LO ALTO.
En este día, dile a Dios:
Señor, lo que más necesito es esa sabiduría que solo tú sabes dar, esa que me capacita para la tarea que tengo que enfrentar hoy, esa con la que obtendré la Victoria hoy.
Dios te bendice
Pastor Jorge

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